El pasado 12 de mayo celebramos el Día Mundial para el conocimiento de la Fibromialgia, una enfermedad que se caracteriza por el dolor crónico y generalizado que se localiza en los músculos, las articulaciones y los tendones. Su origen es desconocido: no existen otras enfermedades o alteraciones que la expliquen. La padecen, dependiendo de la población estudiada, entre el 3 y el 6% de las mujeres de entre 20 y 50 años.
Está reconocida por todas las organizaciones médicas internacionales, por ejemplo, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1992. Constituye un problema sanitario que afecta la calidad de vida.
Aunque no es una enfermedad mental, alrededor del 30% de los pacientes sufren ansiedad o depresión de forma preexistente, o muchas veces secundaria. “Esto genera un círculo vicioso negativo que paulatinamente afecta todas las áreas de desempeño de la persona, e incluye lo laboral, lo social y lo familiar”, explica la doctora Evangelina Melgar, coordinadora de la Clínica de Fibromialgia del Departamento de Neuropsiquiatría de INECO. Además, suele impactar en el trabajo al causar ausentismo y licencias prolongadas.
¿Cómo se detecta?
Hasta el momento el diagnóstico se basa en los antecedentes clínicos del paciente y en una detallada exploración física. No puede diagnosticarse mediante pruebas de laboratorio ni radiografías y biopsias musculares.
Es una enfermedad que generalmente tarda en diagnosticarse porque los pacientes conviven con el dolor mucho tiempo, sin consultar. “Algunos profesionales todavía no conocen bien la patología y tienden a minusvalorar el dolor. Lo atribuyen al estrés, a otras patologías psiquiátricas o a diversas circunstancias”.
¿Qué terapias que ayudan?
Hasta el momento no existe un tratamiento curativo. Sí hay evidencia de resultados positivos con métodos interdisciplinarios, que son eficaces en la reducción de los síntomas. Se realizan programas de ejercicios aeróbicos, ejercicios de fortalecimiento muscular y de estiramiento, reeducación de la postura global, técnicas de relajación, mindfulness, psicoterapia cognitivo conductual, musicoterapia, terapia ocupacional, entre otros.
Desde el punto de vista farmacológico existen algunos medicamentos que han demostrado eficacia en el manejo de los síntomas.
Estos tratamientos, organizados en programas interdiscipliarios diseñados en forma personalizada, permiten que el paciente y su familia logren una calidad de vida satisfactoria.
¿Cuáles son los síntomas de alerta?
* El dolor es el principal signo a detectar. Se siente en cuello, hombros, codos, tórax, rodillas, región lumbar, muslos y caja torácica. Puede ser leve o intenso, puede sentirse profundo, punzante o ardiente. Las articulaciones en sí no se afectan, aunque se puede sentir que el dolor viene de allí. Tiende a ser peor al despertarse y mejora durante el día. Empeora también en situaciones de estrés, ansiedad o ante un clima húmedo o frío.
* Agotamiento o fatiga crónica.
* Síndrome de colon irritable.
* Trastornos del sueño.
* Síndrome de vejiga irritable.
* Rigidez en el cuerpo.
* Cefaleas.
* Malestar abdominal.
* Hormigueos.
* Entumecimiento.
* Mareos.
*Dificultad para concentrarse o para retener información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario