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martes, 19 de agosto de 2014

ENFERMEDADES DE SENSIBILIZACIÓN CENTRAL

En el seno de la comunidad médica existe una corriente para englobar la fibromialgia y otros síndromes relacionados dentro de una categoría más amplia llamada Síndrome de Sensibilización Central, también conocido por sus siglas en inglés CSS, en las que se da una hiperexcitación de ciertos grupos de neuronas, especialmente aquellas relacionadas con la sensación de dolor. 

Los defensores de esta tesis, abogan por la utilización del concepto de CSS como un nuevo paradigma que sería de utilidad para enfocar la explicación y el diagnóstico tanto de la Fibromialgia, Encefalomielitis Miálgica o Síndrome de Fatiga Crónica, Sensibilidad Química Múltiple, Electrohipersensibilidad y otras enfermedades emergentes que se presentan con cierta frecuencia en pacientes de forma simultánea.
Estas patologías participan de una serie de características comunes:
  1. Se trata de enfermedades de sensibilización central de carácter crónico.
  2. Están relacionadas con factores ambientales.
  3. Siguen registrando dificultades de diversa índole para su diagnóstico a pesar de que los criterios de dicho diagnóstico hayan sido establecidos en el ámbito internacional.
  4. Traen consigo una alteración de las capacidades laborales, de la autonomía personal y de la vida social.
  5. Carecen de tratamiento curativo, por lo que demandan una atención basada en tratamientos paliativos o cuidados centrados en una perspectiva sociosanitaria que garantice la calidad de vida de la persona enferma, mediante el fomento de su autonomía y cuidado, la prevención del deterioro y la igualdad de trato y de oportunidades.
Todas ellas acarrean gran dolor y sufrimiento y quienes las padecen se enfrentan, por lo general, a una tremenda incomprensión por parte de la sociedad y las distintas instancias sanitarias, sociales, educativas, etc. A menudo, la persona enferma padece dos, tres de ellas o, incluso, las cuatro dolencias. Parece existir un nexo evidente entre la proliferación de estas enfermedades y la liberación de sustancias tóxicas a la atmósfera y las aguas, el uso de productos químicos de inocuidad no testada en alimentos, productos de limpieza e higiene, edificios, etc.
Se hace preciso que las administraciones concernidas ofrezcan a estas personas una atención integral en los ámbitos sanitario y social; garanticen la formación de las y los profesionales de la salud, tribunales de justicia y, en general, servicios públicos de atención directa; incorporen la prevención en el currículo educativo; investiguen sobre su etiología y tratamiento; favorezcan la protección y mejora del medio ambiente y contemplen en sus actuaciones los principios de precaución, transparencia e información ambiental, entre otras medidas. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas comprender, reconocer e integrar a estas personas, así como contribuir, mediante un consumo responsable y prácticas respetuosas con el medio ambiente, a la mejora de su calidad de vida, en definitiva, la nuestra.

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