Los pacientes con Fibromialgia son “maquinas agotadas” (que no rotas), y el descanso adecuado es la base de la reparación. Para mejorar la calidad del sueño lo primero será solicitar ayuda profesional, para evaluar si el trabajar una adecuada “higiene del buen dormir” es suficiente, o si también es necesaria una ayuda farmacológica.
Antes de hablar sobre los trastornos del sueño me gustaría responder a unas preguntas que quedaron pendientes sobre la fibromialgia y la depresión.
¿Dan buenos resultados los tratamientos para la depresión?
Generalmente sí. La farmacología al respecto está muy avanzada, y no debemos olvidar que la base de la depresión es la modulación inadecuada de redes nerviosas similares a las que procesan dolor, que se pueden reajustar con fármacos neuromoduladores (ansiolíticos, antidepresivos, antiepilépticos, antipsicóticos), que también tendrán efectividad analgésica. Todo esto como apoyo al trabajo personal del paciente, asistido por terapias psicológicas.
¿Son eficaces las terapias alternativas: hipnosis, yoga…?
Sí. De hecho, la mayoría de los pacientes acuden a estos tratamientos, pero generalmente, cada paciente debe de identificar la terapia que es efectiva en su caso particular, pues la respuesta es muy diferente de unos pacientes a otros. Un tratamiento puede ayudar mucho a un paciente determinado y no ser efectivo para otro.
¿Son comunes los trastornos del sueño en la Fibromialgia?
Sí. Son un factor determinante, clave en el diagnóstico de la enfermedad, y fundamental en su tratamiento. Los pacientes con Fibromialgia son “maquinas agotadas” (que no rotas), y el descanso adecuado es la base de la reparación. Sabemos que hormonas reparadoras del deterioro cotidiano, como es la hormona del crecimiento, solamente se sintetizan adecuadamente si hay sueño profundo. Este aspecto será uno de los primeros en ser abordado por el terapeuta, y a veces tendrá prioridad sobre el tratamiento del dolor.
¿Cómo se manifiestan estas alteraciones del sueño?
Los pacientes con Fibromialgia carecen de un sueño profundo. Cuando se explora con electroencefalografía se observa que cuando las ondas delta, propias del sueño profundo, aparecen, las ondas alfa del “estar despierto” persisten, no desaparecen. Ambos tipos de ondas se presentan solapadas. Es como “dormir despierto”, con lo que los procesos reparadores resultan insuficientes, de manera particular a nivel emocional y en el sistema muscular, derivando en irritabilidad, dolor y agotamiento. Por esto es fundamental tener un sueño de calidad.
¿Puedo hacer yo algo para mejorar la calidad de mi sueño?
Lo primero será solicitar ayuda profesional, para evaluar si trabajar una adecuada “higiene del buen dormir” es suficiente, o si también es necesaria una ayuda farmacológica. Hay que considerar que si determinados medicamentos podrían favorecer cierto deterioro cognitivo, lo que sí está demostrado científicamente es que el sueño inadecuado es aún peor, y está directamente relacionado con este tipo de trastornos.
¿Son útiles en esta enfermedad los fármacos para dormir?
Sí. Pero siempre han de ser prescritos y ajustados de manera personalizada, poco a poco, evaluando la efectividad y la tolerabilidad de la mano de un especialista.
¿Y los remedios naturales? valeriana, pasiflora…
Son recomendables y pueden ser muy efectivos. La mayoría de las veces complementarán un tratamiento farmacológico adecuado, y pueden ir adquiriendo protagonismo conforme el paciente va mejorando con un tratamiento multidisciplinario, llegando a veces sustituir a los medicamentos.
¿Es conveniente realizar actividad física?
Es necesario realizar actividad física, siempre de acuerdo a las limitaciones de cada individuo. “Sin prisa pero sin pausa”. El ejercicio físico ha demostrado científicamente mejorar el estado anímico, el riego sanguíneo, el cansancio, el sueño y el sistema inmune. Sus beneficios ha largo plazo han sido demostrados y sus efectos positivos son de larga duración, ayudando a que las demás estrategias de tratamiento sean más efectivas.
¿Qué tipo de ejercicios puedo hacer?
En principio aquellos que no fuercen demasiado los músculos, tendones o articulaciones. Evitar los ejercicios con pesas y los movimientos bruscos. El precalentamiento y los estiramientos para que la musculatura no se vaya tensando cada vez más son importantes. Es muy importante también el estar guiado por un experto en las primeras sesiones porque “un paso en falso supondrá un retroceso”.
Autor: Javier Hidalgo Tallon. Doctor en Medicina. Miembro del Grupo de Investigaciòn en cefaleas, fibromialgia y psicotropos de la Junta de Andalucia. Director de la Unidad de Fibromialgia del Hospital de Molina.
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