Se trata de una patología muy nueva que también está
causada por el gluten, aunque no se trata ni de alergia ni de intolerancia al
gluten. Es decir, las pruebas en ambos casos son negativas pero la salud de
la persona afectada mejora cuando deja de comer gluten.
Si diagnosticar la celiaquía es complicado, la sensibilidad
al gluten no celíaca aún lo es más, ya que los síntomas más evidentes no tienen
que ver con el sistema digestivo (normalmente son dolores, fatiga o cambios
bruscos de comportamiento). Además, al dar negativo en las pruebas es
complicado diagnosticarla.
Sólo se puede hablar de sensibilidad al gluten si la
salud de la persona mejora al eliminar el gluten de su alimentación y en cambio
empeora cuando vuelve a consumir gluten.
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